jueves, 25 de noviembre de 2010

Un año más apilándose en tu credencial, un año menos en el limbo de la locura.

Mi cerebro devana ideas difusas donde tu angustioso recuerdo se encuentra encerrado y por más que intento escribir un elocuente verso para felicitarte no consigo más que atrofiarme y sentirme torpe por no expresar lo mucho que siento por ti.
Cariño mío, son tantas cosas que me encantaría decirte pero, por respeto a la propiedad ajena, dejaré que la mitad de las palabras se atoren en mis dientes y otras tantas se cuelguen en la punta de mis dedos para que no las sepas jamás.
Solo puedo conformarme con la mitad, tal vez una cuarta parte y pensando que tal vez sabiendo eso, puedas ser muy feliz, tan ebria de felicidad como yo me encuentro al suspirar evocándote.

¿Cómo olvidar a la persona más torpe del mundo? ¡Eres la chica más desafortunada del planeta! A tu lado el tiempo es una nimiedad, cualquier momento es perfecto para hablar contigo. Sin importar mi desequilibrado estado de animo, una sola palabra tuya, el “verónica…” entre otras cosas, me alegran el día, en serio que si.

Conocerte fue cosa del destino y aunque rotundamente me niego a creer en la divina providencia no encuentro otra explicación. ¿En que contexto podría yo conocer a una persona de tu calibre? Tan maravillosa, magnánima, elocuente, tenaz, inteligente, madura…
¡Pero tonta como tu misma!
Incluso aunque mis ojos no puedan mirarte de frente y tal vez nunca pudieron hacerlo, siento que logré colarme en el fondo de tu alma y me quedaré muy dentro de ti, aferrándome a un sentimiento (el cual se, o al menos espero, que todavía existe)
Por alguna circunstancia u otra, aquel sentimiento fue mermado pero yo sé que sigue allí, en algún sitio, si no de tu corazón tal vez de tu memoria.
Así como yo, también esta aquí, latente a mi lado y es aquello lo que me da fuerzas para seguir adelante.

Recuerdo que en una ocasión dijiste; “Incluso abrazándote, la distancia es demasiado grande”.
Aún lo pienso, me da muchas vueltas en la cabeza y créeme, recuerdo todo lo que has dicho alguna vez.
No tengo derecho alguno de escribirte estas cosas porque es una falta total de respeto a lo que tienes ahora (¡Que es enorme, mujer! Felicidades, de las mas sinceras) pero se que no te causaré más de un par de problemas y, tal vez tengas en cuenta que Verónica Lissú siempre estará a tu lado, sin importar hacia que dirección estés mirando.

Eres mi amiga, más que una mejor amiga, eres mi hermana, compañera, camarada, entre otras cosas que no puedo catalogar.
Leyendo algo que escribí del amor, con anterioridad y, retractándome de toda aquella confusión puedo decir que si se le llama amor.
Ahora me doy cuenta de ello, a decir verdad siempre lo tuve presente.
¿Sabes que? Me siento íntegramente feliz de haber compartido un gran pedazo de mi corazón contigo porque, a pesar de todo lo que pasó, ya sabes, lo hiciste inmensamente feliz. Lo cuidaste, como hubieses cuidado del propio, incluso más y te estaré eternamente agradecida por eso.

Me enseñaste muchas cosas. Crecer como persona fue una de ellas (¡Aunque pienses que mi altura es escasa!)
Alguna vez me dijiste también; “Me haces ser mejor persona” ¡Fuiste la primera en decirme esas palabras y la única a la fecha! Aprendí que cuanto quieres a alguien, te esfuerzas al máximo y yo, al igual que tú, crecí, maduré, y me convertí en alguien mejor, no solo para ti, si no para el mundo.

Gracias por ser tan sincera siempre que lo necesité (y cuando no). Por brindarme momentos memorables, los cuales jamás serán arrancados de mí.
Aquellas risas que me arrancaste alguna vez y que me sigues arrancando son pieza fundamental del porque sigo aquí, aguantando a pesar de todo lo que me aflige.
Un año más, lo cual significa que he pasado un año a tu lado, un poco más…

Ahora estoy llorando, ya sabes, soy una sentimental.
No puedo evitarlo, te quiero mucho y lo sabes.
¡Tu felicidad me vuelve feliz! Y espero que así como tu, algún día yo encuentre a esa persona que cuidará de mí y yo cuidaré de aquella persona.
Espero ser tan afortunada como para tener tanta alegría como la tienes ahora y ser, la mitad de afortunada si aquella persona se pareciera solo un poco a ti.
O tal vez, sea completamente distinta, pero ya sabes, la sensación es lo que cuenta.

Una anécdota.
Me dolió mucho, no tienes idea lo mucho que me dolió cuando alguien a quién conocía, un día dijo que me amaba y al otro… que amaba a alguien más.
Tardé mucho tiempo en comprender el porque ¿Qué tenía de malo? Yo correspondía sus sentimientos y pude haberle dado todo lo que mi cuerpo y alma pudiesen haber entregado alguna vez.
Lloré, por primera vez, por una causa invisible. Porque a la vista del mundo, mi mundo, esa persona no existía. No estaba a mi lado y nunca lo estuvo.
Jamás sentí un dolor similar, si bien, actualmente experimento una sensación placentera y dolorosa a la vez con una persona a la cual amo profundamente (debo confesarte que, me he enamorado, así, al igual que tu.) no se compara en lo que yo en su momento sentí por aquella persona. No es que el amor fuese más grande, si no que me encariñé, sentí que era mi complemento y la decepción, aunque tajante, fue dolorosa.

Con el tiempo, comprendí el porque de las cosas y fui muy feliz por aquella persona.

Volviendo contigo. Soy feliz porque has encontrado a tu destino, pero no solo eso, has tomado tus maletas y has ido a por el.
Eres mi amiga, insisto. Todo se transformó en la amistad más pura que pude haber pensado encontrar, la más pura de todas.
Te conservaré por siempre, porque así lo deseo y se que tu también.
Además, la Carla de aquel entonces, antes de que tu vida comenzara de nuevo, es mía, ¿Verdad? Así también, como la Verónica de aquel tiempo es tuya.

Ahora, has cumplido un año más. ¡Espero que este sea el último cumpleaños donde no te embarraré una tarta en la cara personalmente!
Espero que ahora seas más conciente de las cosas (TU SALUD POR EJEMPLO) y que aunque estas más cercana a la muerte, maldita anciana, sigas creciendo como persona (¡Más imposible) Aprendiendo cosas nuevas, disfrutando la vida al máximo, como si fuera el último día que tienes.
No pierdas nunca las oportunidades que se te presentan, vive al extremo, Carla.
Porque tu eres el extremo.

Felicidades.

Tu leal, sincera y mejor amiga.

Lissú Tenorio.


PD: ¡Eres una imbecil!

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