viernes, 26 de noviembre de 2010

No lo sé

Y sin darme cuenta, entraba en las fauces del lobo.






Me encontraba sentada en aquella banqueta que me ha mirado muchas veces pasar, sin atreverme a tocar la puerta. 
El temblor en mis piernas era algo usual cada vez que mis pies se dirigían como por arte de magía a la calle solitaria de aquel fantasma errante de mis sueños. 
Aunque el otoño traía consigo neblina y hojas secas bajo mis pies, el invierno había entrado a mi pecho desde una cuadra antes. El gélido aire se colaba en mis pulmones y me dificultaba la respiración. Un nudo en la garganta, el sudor en mi espalda y la vibración en mis dedos. 
¿Por que me había dirigido a ese lugar? ¡Creí haber borrado mis huellas de su camino! Mera inercia, mero instinto, la simple normalidad a la cual estuve acostumbrada largos años.

Solía caminar por la orilla de aquellas calles frivolas mientras los faroles iluminaban mi entristecido rostro. Me sentaba en el quicio del camellon a mirar aquella puerta cerrada y la casa que pareciera estar vacía. Tan silenciosa, tan fría y bien conocida.
Recordé como hacía dos años probé el elixir de unos labios nostalgicos justo detrás de donde me encontraba sentada en ese preciso momento, evoqué con el pensamiento la sensación de bienestar que me invadió cuando me estrujó entre sus brazos. Su dulce aroma natural, sus cabellos sedosos que se resbalaban entre mis dedos. Y recordé su voz, justo en el hilo de la poca cordura que me quedaba.

En ese momento, tuve miedo. Me levanté sacudiendo mis piernas del polvo que se había adherido. Sonreí mientras el viento nocturno y la neblina confabulaban para empujarme hacía su portal. 
Dicho. Iba a proponerle que se quedase una noche en mi castillo, una semana, un mes, que se quedara a mi lado a pesar de haber muerto hacía ya muchos años.
Ese viejo fantasma, lo amaba y lo amo pero no puedo evitar recordar, lamentarme y odiarme. 
Si me odio ¿Puedo amarlo? 
Suspiré. Iba a confersarme. Era ahora o nunca. 

Mis piernas se congelaron, mi expresión se hizo una con el latir de mi corazón.
Toqué el timbre con mi dedo tembloroso. 
Silencio. 
Insistí, mientras me mordía el labio tan fuerte que el sabor amargo de la sangre fué lo siguiente que pude probar. 
Nadíe abrió. 

¿Destino? Quién sabe. 
Me di medía vuelta y caminé lejos de aquella calle de ilusiones que me atrapó alguna vez y que, amenazaba con tenerme cautiva otros dos años más.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Un año más apilándose en tu credencial, un año menos en el limbo de la locura.

Mi cerebro devana ideas difusas donde tu angustioso recuerdo se encuentra encerrado y por más que intento escribir un elocuente verso para felicitarte no consigo más que atrofiarme y sentirme torpe por no expresar lo mucho que siento por ti.
Cariño mío, son tantas cosas que me encantaría decirte pero, por respeto a la propiedad ajena, dejaré que la mitad de las palabras se atoren en mis dientes y otras tantas se cuelguen en la punta de mis dedos para que no las sepas jamás.
Solo puedo conformarme con la mitad, tal vez una cuarta parte y pensando que tal vez sabiendo eso, puedas ser muy feliz, tan ebria de felicidad como yo me encuentro al suspirar evocándote.

¿Cómo olvidar a la persona más torpe del mundo? ¡Eres la chica más desafortunada del planeta! A tu lado el tiempo es una nimiedad, cualquier momento es perfecto para hablar contigo. Sin importar mi desequilibrado estado de animo, una sola palabra tuya, el “verónica…” entre otras cosas, me alegran el día, en serio que si.

Conocerte fue cosa del destino y aunque rotundamente me niego a creer en la divina providencia no encuentro otra explicación. ¿En que contexto podría yo conocer a una persona de tu calibre? Tan maravillosa, magnánima, elocuente, tenaz, inteligente, madura…
¡Pero tonta como tu misma!
Incluso aunque mis ojos no puedan mirarte de frente y tal vez nunca pudieron hacerlo, siento que logré colarme en el fondo de tu alma y me quedaré muy dentro de ti, aferrándome a un sentimiento (el cual se, o al menos espero, que todavía existe)
Por alguna circunstancia u otra, aquel sentimiento fue mermado pero yo sé que sigue allí, en algún sitio, si no de tu corazón tal vez de tu memoria.
Así como yo, también esta aquí, latente a mi lado y es aquello lo que me da fuerzas para seguir adelante.

Recuerdo que en una ocasión dijiste; “Incluso abrazándote, la distancia es demasiado grande”.
Aún lo pienso, me da muchas vueltas en la cabeza y créeme, recuerdo todo lo que has dicho alguna vez.
No tengo derecho alguno de escribirte estas cosas porque es una falta total de respeto a lo que tienes ahora (¡Que es enorme, mujer! Felicidades, de las mas sinceras) pero se que no te causaré más de un par de problemas y, tal vez tengas en cuenta que Verónica Lissú siempre estará a tu lado, sin importar hacia que dirección estés mirando.

Eres mi amiga, más que una mejor amiga, eres mi hermana, compañera, camarada, entre otras cosas que no puedo catalogar.
Leyendo algo que escribí del amor, con anterioridad y, retractándome de toda aquella confusión puedo decir que si se le llama amor.
Ahora me doy cuenta de ello, a decir verdad siempre lo tuve presente.
¿Sabes que? Me siento íntegramente feliz de haber compartido un gran pedazo de mi corazón contigo porque, a pesar de todo lo que pasó, ya sabes, lo hiciste inmensamente feliz. Lo cuidaste, como hubieses cuidado del propio, incluso más y te estaré eternamente agradecida por eso.

Me enseñaste muchas cosas. Crecer como persona fue una de ellas (¡Aunque pienses que mi altura es escasa!)
Alguna vez me dijiste también; “Me haces ser mejor persona” ¡Fuiste la primera en decirme esas palabras y la única a la fecha! Aprendí que cuanto quieres a alguien, te esfuerzas al máximo y yo, al igual que tú, crecí, maduré, y me convertí en alguien mejor, no solo para ti, si no para el mundo.

Gracias por ser tan sincera siempre que lo necesité (y cuando no). Por brindarme momentos memorables, los cuales jamás serán arrancados de mí.
Aquellas risas que me arrancaste alguna vez y que me sigues arrancando son pieza fundamental del porque sigo aquí, aguantando a pesar de todo lo que me aflige.
Un año más, lo cual significa que he pasado un año a tu lado, un poco más…

Ahora estoy llorando, ya sabes, soy una sentimental.
No puedo evitarlo, te quiero mucho y lo sabes.
¡Tu felicidad me vuelve feliz! Y espero que así como tu, algún día yo encuentre a esa persona que cuidará de mí y yo cuidaré de aquella persona.
Espero ser tan afortunada como para tener tanta alegría como la tienes ahora y ser, la mitad de afortunada si aquella persona se pareciera solo un poco a ti.
O tal vez, sea completamente distinta, pero ya sabes, la sensación es lo que cuenta.

Una anécdota.
Me dolió mucho, no tienes idea lo mucho que me dolió cuando alguien a quién conocía, un día dijo que me amaba y al otro… que amaba a alguien más.
Tardé mucho tiempo en comprender el porque ¿Qué tenía de malo? Yo correspondía sus sentimientos y pude haberle dado todo lo que mi cuerpo y alma pudiesen haber entregado alguna vez.
Lloré, por primera vez, por una causa invisible. Porque a la vista del mundo, mi mundo, esa persona no existía. No estaba a mi lado y nunca lo estuvo.
Jamás sentí un dolor similar, si bien, actualmente experimento una sensación placentera y dolorosa a la vez con una persona a la cual amo profundamente (debo confesarte que, me he enamorado, así, al igual que tu.) no se compara en lo que yo en su momento sentí por aquella persona. No es que el amor fuese más grande, si no que me encariñé, sentí que era mi complemento y la decepción, aunque tajante, fue dolorosa.

Con el tiempo, comprendí el porque de las cosas y fui muy feliz por aquella persona.

Volviendo contigo. Soy feliz porque has encontrado a tu destino, pero no solo eso, has tomado tus maletas y has ido a por el.
Eres mi amiga, insisto. Todo se transformó en la amistad más pura que pude haber pensado encontrar, la más pura de todas.
Te conservaré por siempre, porque así lo deseo y se que tu también.
Además, la Carla de aquel entonces, antes de que tu vida comenzara de nuevo, es mía, ¿Verdad? Así también, como la Verónica de aquel tiempo es tuya.

Ahora, has cumplido un año más. ¡Espero que este sea el último cumpleaños donde no te embarraré una tarta en la cara personalmente!
Espero que ahora seas más conciente de las cosas (TU SALUD POR EJEMPLO) y que aunque estas más cercana a la muerte, maldita anciana, sigas creciendo como persona (¡Más imposible) Aprendiendo cosas nuevas, disfrutando la vida al máximo, como si fuera el último día que tienes.
No pierdas nunca las oportunidades que se te presentan, vive al extremo, Carla.
Porque tu eres el extremo.

Felicidades.

Tu leal, sincera y mejor amiga.

Lissú Tenorio.


PD: ¡Eres una imbecil!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Bla bla bla Puro Cotilleo...


Libertad de Expresión & Otras Cosillas locas.
Bitterror Lissú opina. 

 
Luego de un breve descanso de echarle grilla al mundo, me encuentro nuevamente lista para actualizar El Diario Ob-SENO de Lissú.
Un saludo poco afectuoso para todos aquellos seres inútiles que no tienen nada mejor que hacer que darse una deleitada de pupila con mis entradas incoherentes y poco elocuentes.
Como siembre, Soy Bitterror Lissú y me encuentro sentada frente a mi lento computador tomando un poco de leche chocolateada luego de haberme echado unos Hot Cakes bien asquerosos que consiguió hacer mi madre.
Hace tiempo que deseaba escribir respecto a “La libertad de Expresión”  en México.
Así que a darle bien duro a este choro mareador, listos o no… allá voy!!

México: El país de las maravillas, el país inseguro, el país corrupto, el país de la impunidad… el país donde nunca pasa nada.
Todo el mundo se queja indirectamente, todo el mundo quiere que el país mejore sin embargo ¡TODOS SE QUEDAN CALLADOS!
Esto sucede más que nada por el conformismo y la falta de tenacidad (por no decir huevos) para aventarse al ruedo y decir las cosas tal como son.
Estamos hablando de una mediocridad como enfermedad que nos aflige a todos en este condenado país y me atrevo a asegurar que este padecimiento afecta más a jóvenes que adultos.
Otra cosa también que es importante mencionar es la inseguridad.
Muchos me dicen; “¿Como me pides que me exprese? Si lo hago… algo malo puede ocurrir”
Ah, bueno, que las cosas malas pasan TODO el tiempo ¿En serio quieres vivir arrodillado con los ojos vendados esperando a que algún tipejo te dispare en la sien? Digo, porque es lo que todos hemos estado esperando.
Sin mirar, sin tener conocimiento estamos esperando a ser fusilados en este pabellón llamado México.
Sinceramente prefiero morir sabiendo quién y porque lo hizo. Prefiero hablar hasta que mis cuerdas vocales sean silenciadas por el poderoso magnate del dinero, escribir hasta que me corten las manos y no sea capaz de hacer otra cosa que escuchar, escuchar a los valientes que me preceden y anteceden, aquellas voces inocentes que no guardan silencio que, a diferencia de ti querido lector, están haciendo algo por el mundo.

Mi hermana me pregunta ¿Pero acaso tú haces algo por el mundo? Sonrío cínicamente, la mentecata tiene mucha razón. No estoy haciendo gran cosa por el mundo… todavía. Pero en cuanto tenga algunas masas escuchándome, cuando obtenga un poco de respeto y credibilidad con el paso de los años, nadie va a pararme ¿Están leyendo? NADIE.

Hace poco en clase de Mundo Contemporáneo, hubo diversos debates, entre ellos La Adopción Homosexual y Las Redes Sociales.
Como no eran mis equipos, ni mis temas, no pude más que dar una breve opinión de la manera en la que llevaron su debate (¡AMO LOS DEBATES!)
En cuanto a la adopción homosexual, estoy a favor de la igualdad y el respeto sin embargo cabe destacar que México, país religioso por naturaleza, tal vez no este preparado para un cambio tan dramático en la estructura de sus familias.
 En el salón de clases tengo la oportunidad de estudiar de cerca a los diversos tipos de personas que existen (bueno, en todo caso HAY MILLONES DE TIPOS, pero me limito a los que tengo al alcance) y me he dado cuenta que el ser humano no es tan complicado como se jactan los filósofos.
Tal vez estoy pecando de soberbia al aseverar algo tan polémico sin embargo, con la inmadurez e inconciencia de mis años puedo percatarme de que en si, todos tenemos más cosas en común de lo que creemos.
Un ejemplo muy claro (y que sonará a contradicción o a joderme a mi misma) es la necedad de querer tener la razón todo el tiempo, pensar que somos unos eruditos en cualquier materia es un error bastante común.
Otra cosa que he podido mirar, es que todas las personas tienen un concepto bastante curioso de lo que viene siendo la normalidad y, en todo caso, se consideran a si mismos seres únicos, inigualables y originales.
Esto, no esta para nada lejano de la realidad, todos somos diferentes eso es seguro sin embargo ¿No vendríamos cayendo en la normalidad al afirmar que somos distintos a los otros?  Creo que precisamente es aquella afirmación la cual nos hace caer en lo burdo de lo normal.
Ahora, cabe destacar, que lo normal es puramente relativo, todo depende de lo que TU quieres que sea normal.
Entonces, volviendo al tema, lo normal para mi vendría siendo decir las cosas tal y como son (o cuando menos, como son para mi) sin importar a quien le parezca o disguste, después de todo mi opinión es tan valida como la de un presidente, un monarca o una persona del campo.
La palabra, vale igual para todos sin importar el estatus social, económico o cualquier otra etiqueta que se les ocurra.
Entonces, si tenemos conciencia de esto ¿Por qué DEMONIOS NO HABLAMOS?

Entiendo perfectamente que nuestro país sea un lugar inseguro pero es que NOSOTROS queremos que sea de esta manera.
Ok, muchos me dicen ¿Qué puedo hacer yo? ¿Una sola persona puede hacer la diferencia?
Obvio no, una sola persona vale para un carajo pero oye, vivimos en una sociedad ‘organizada’ ‘civilizada’ y claro… doblegada…
Así como tu, que piensas que con alzar la voz lograras un carajo hay miles de personas que opinan lo mismo.
Hay miles de personas esperando que otro se levante y diga que ya esta cansado de vivir en este letargo auto impuesto.
No se que rayos esperan, la gente ya esta movilizada desde hace años… obviamente, no vendrán hasta tu puerta, te llevaran a rastras al mundo real y te harán ver cuanto tiempo has desperdiciado leyendo esta sarta de tonterías.
¡NO! Eso solo pasa en las películas. Si quieres acción, toma un par de libros, un kilo de convicción y arrójate a lo que viene siendo la realidad. Es la única alternativa.

En fin. No se porque estoy diciendo esto, a fin de cuentas la realidad para mi es que soy una simple mortal, niña de 17 años de edad que se ahoga en un vaso de agua y que, actualmente ha perdido un gran pedazo de su corazón, se siente vacía y escribe por inercia, porque si dejase de escribir su alma se hubiese marchado hace ya mucho tiempo.
No quiero auto compasión, de ninguna manera. Lo extraño, extraño esa sensación de bienestar pero algún día estará conmigo de nuevo y cuando eso suceda, cuando ese instante llegue a mi vida, me marcharé  y regresaré únicamente cuando tenga algo bueno que contar. Una hazaña maravillosa de cómo ayude, directa o indirectamente a cambiar un poco, solo un poco, el curso de mi país.
Pero no te la contaré, no hay necesidad de presunción cuando se hace algo por mero placer de hacerlo.
Eventualmente, moriré pero esperemos que sea una muerte… lenta y dolorosa.
Será como el éxtasis de mi vida. Tal vez te suene extraño sin embargo, vivir las sensaciones al extremo es algo que me encanta y la muerte, es un paso de la vida.
¿Para que engañarnos? Todos llegaremos a ella.
Tan solo espero llegar a ella cuando mi cuerpo terrenal haya sido útil para el mundo.
Que mi boca haya proferido lo suficiente, mis dedos escrito todo lo que quería decir y mi cuerpo sentido… sentido todo lo que pensé alguna vez experimentar.

Así como tu…
Ah, como te extraño.

Diablos, me estoy poniendo… ¿Sentimental?
¡CUANDO NO! Ja, que curioso. Esta entrada era de enojo y replica sin embargo ahora mi corazón dicta que escriba otro tipo de cuestiones, de índole personal.
No lo voy a hacer, no quiero mover la siguiente pieza del ajedrez…
La reina me ha mirado mal y yo, acepto mi error.



Esto es todo en el Diario Ob-SENO de Lissú.
Solo espero, que lo que dije… sea leído por una sola persona, cualquiera que esta sea.